Cómo saber cuando es necesario cambiar el líquido de los frenos del coche
El sistema de frenos de un automóvil es fundamental para garantizar la seguridad en la conducción. Y uno de los componentes esenciales del sistema de frenado es el líquido de frenos. El líquido de frenos, al igual que otras partes del vehículo, necesita ser revisado y, en ocasiones, reemplazado para mantener un funcionamiento óptimo. En este artículo, aprenderemos cómo saber cuándo es necesario cambiar el líquido de frenos de tu auto, los pasos para hacerlo y algunos consejos importantes.
El líquido de frenos es un fluido hidráulico que transmite la fuerza de presión del pedal de freno a las ruedas del vehículo, lo que permite detener el automóvil de manera eficiente. Con el tiempo, este líquido puede contaminarse con humedad, suciedad y otros elementos, lo que puede afectar negativamente su capacidad de funcionamiento. Por esta razón, es esencial saber cuándo es necesario cambiar el líquido de frenos y realizar el mantenimiento adecuado para asegurar un sistema de frenos eficiente y seguro.
Importancia del líquido de frenos
El líquido de frenos juega un papel crucial en el funcionamiento del sistema de frenado de un automóvil. Es responsable de transmitir la presión del pedal de freno a los cilindros de freno en las ruedas del vehículo, lo que provoca la fricción necesaria para detener el automóvil. Además, el líquido de frenos también ayuda a prevenir la corrosión y el desgaste de las piezas del sistema de frenado, lo que prolonga su vida útil y garantiza un rendimiento óptimo.
¿Cuándo es necesario cambiar el líquido de frenos?
El líquido de frenos no tiene una vida útil indefinida y puede deteriorarse con el tiempo. Por lo tanto, es importante saber cuándo es necesario cambiarlo para mantener un sistema de frenos eficiente y seguro. Aunque las recomendaciones pueden variar según el fabricante del vehículo y el tipo de líquido de frenos utilizado, generalmente se recomienda cambiar el líquido de frenos cada 2 años o cada 40,000-50,000 kilómetros, lo que ocurra primero.
Sin embargo, también hay otras señales que indican que es necesario cambiar el líquido de frenos antes del intervalo recomendado. Algunos signos de que el líquido de frenos puede estar deteriorado o contaminado incluyen:
Pérdida de eficiencia en el sistema de frenado: Si notas que tu auto no se detiene con la misma rapidez que antes o que el pedal de freno se siente esponjoso, puede ser un indicio de que el líquido de frenos está contaminado y necesita ser cambiado.
Sonidos o vibraciones inusuales al frenar: Si escuchas chirridos, chillidos o sientes vibraciones en el pedal de freno al frenar, podría ser un signo de que el líquido de frenos está contaminado y afectando el rendimiento del sistema de frenado.
Luz de advertencia en el tablero: Algunos vehículos tienen una luz de advertencia en el tablero que se enciende cuando el nivel del líquido de frenos es bajo o cuando el líquido está contaminado. Si esta luz se enciende, es importante verificar el nivel y la calidad del líquido de frenos y proceder a su cambio si es necesario.
Inspección visual del líquido de frenos: Si al revisar el depósito de líquido de frenos notas que el líquido está oscuro, sucio o con partículas visibles, es probable que esté contaminado y necesite ser cambiado.
Cambiar el líquido de frenos puede ser un proceso relativamente sencillo, pero es importante seguir los pasos adecuados para asegurar un cambio correcto y evitar posibles problemas en el sistema de frenado. Aquí te mostramos los pasos básicos para cambiar el líquido de frenos:
Reúne los materiales necesarios: Necesitarás un recipiente para recolectar el líquido de frenos usado, una llave de tubo o una llave de purgado, un embudo, un frasco de líquido de frenos nuevo y papel o trapos limpios.
Levanta el vehículo: Utiliza un gato o un elevador para levantar el vehículo y asegurarlo con soportes para garantizar la seguridad durante el proceso de cambio.
Localiza los purgadores de freno: Los purgadores de freno son pequeñas válvulas que se encuentran en los cilindros de freno de cada rueda. Localízalos y asegúrate de saber cuál es el purgador de freno de cada rueda.
Vacía el líquido de frenos usado: Coloca el recipiente debajo del purgador de freno de la rueda trasera derecha (la más alejada del depósito de líquido de frenos) y usa la llave de purgado para abrir la válvula. Deja que el líquido de frenos usado fluya hacia el recipiente. Repite este proceso en las demás ruedas en el siguiente orden: trasera izquierda, delantera derecha y delantera izquierda. Asegúrate de cerrar las válvulas de purgado después de vaciar el líquido de frenos de cada rueda.
Llena el depósito de líquido de frenos con líquido nuevo: Limpia el depósito de líquido de frenos y usa el embudo para verter el líquido de frenos nuevo hasta que alcance el nivel recomendado por el fabricante del vehículo.
Purga el aire del sistema de frenos: Con la ayuda de un asistente, presiona y suelta el pedal de freno varias veces mientras mantienes abierta la válvula de purgado de la rueda trasera derecha. Repite este proceso en las demás ruedas en el siguiente orden: trasera izquierda, delantera derecha y delantera izquierda. Asegúrate de cerrar las válvulas de purgado después de purgar el aire de cada rueda.
Verifica el nivel del líquido de frenos: Una vez que hayas purgado el aire del sistema de frenos, verifica nuevamente el nivel de líquido de frenos en el depósito y ajústalo si es necesario.
Baja el vehículo del gato o del elevador con cuidado y asegúrate de que esté en una superficie plana y estable.
Realiza una prueba de frenado: Después de cambiar el líquido de frenos, realiza una prueba de frenado para asegurarte de que los frenos estén funcionando correctamente. Hazlo en un área segura y despejada, aplicando los frenos suavemente y luego de forma más brusca para asegurarte de que respondan adecuadamente.
Desecha adecuadamente el líquido de frenos usado: El líquido de frenos usado es considerado un residuo peligroso y debe ser desechado adecuadamente. Consulta las regulaciones locales y lleva el líquido de frenos usado a un centro de reciclaje o servicio de eliminación de residuos apropiado.